Stamford Bridge: el estadio de los aficionados donde juega el equipo del millonario



Antes del verano se anunció la reforma del estadio del Chelsea para lograr una capacidad de 60.000 espectadores. El actual estadio se había quedado con sus 41.000 espectadores muy lejos de los estándares de los grandes equipos europeos. Esto le permitirá al equipo aumentar sus ingresos por taquilla y sus ingresos por eventos para empresas.

Los equipos ingleses se caracterizan por haber caído en manos de millonarios que han realizado fuertes inversiones revitalizando la Premier. Pasaron de estar controladas por los próceres locales a ser propiedad en muchas ocasiones de extranjeros (ver post: Arsenal: los gentlemen abandonan la Premier). Traumáticas fueron las adquisiciones de Manchester United (ver post: Asalto al Manchester United) y Liverpool (ver post: Liverpool cambia de manos pero todo sigue igual) por inversores norteamericanos que endeudaron los equipos en búsqueda de rápidos retornos de su inversión.

Pero no todos los nuevos dueños buscaban replicar el modelo de negocio del deporte profesional norteamericano. Algunos de ellos adquirieron los equipos como una forma de status de su condición de multimillonario. Ese fue el caso de Abramovich cuando adquirió el Chelsea e invirtió fuertes cantidades de dinero en búsqueda de éxitos deportivos que culminaron con la obtención de la Champions en 2012.

Abramovich se convirtió en el paradigma del “suggar daddy”, millonarios que gastaban sus fortunas en reforzar las plantillas de sus equipos para alegría de los aficionados. Aunque también en el caso de Abramovich, esa “generosidad” terminó cansando. Por todo el continente aparecieron aficiones buscando sus Abramovich que rescataran a sus equipos afectados por el Sindrome Abramovich (ver post "Cuando los hinchas creen en los Reyes Magos")

Pero lo curioso es que los aficionados del Chelsea se guardaban un as de la manga que no tienen otros equipos que han caído en manos de millonarios. Abramovich no podría cambiar la sede del equipo como hizo el dueño del Ciudad de Murcia que lo trasladó a Granada (ver post "El rocambolesco Granada 74") porque él compró la sociedad propietaria del equipo de fútbol, pero no del estadio y de la marca del Chelsea.

El Chelsea sufrió una importante crisis financiera a finales de los 70, en parte provocada por los gastos en la ampliación del estadio. Esto llevó al equipo a vender su estadio a un promotor inmobiliario en 1984. Aunque muchos aficionados temieron que ese fue el primer paso para acabar con el estadio y que fuera utilizado para desarrollos urbanísticos. Incluso hubo maniobras para fusionar el Chelsea con el Fulham y el Queens Park Rangers y así poder dejar libre el estadio.

Pero la inmobiliaria quebró en la década de los 90 y el estadio pasó a manos de una filial del banco Royal Bank of Scotland. El dueño en aquel momento del Chelsea, Ken Bates, prefirió no adquirir el estadio y en vez de eso alentó a que los aficionados lo compraran. De esa manera se eliminarían los temores a una fusión del equipo y un abandono de Stamford Bridge. Para ello se creó la sociedad “Chelsea Pitch Owner” CPO con el objetivo de comprar el estadio para posteriormente cederlo al equipo de fútbol.

El objetivo era recaudar 10,2 millones de libras para hacerse con el estadio. Esta cantidad era el doble de la prevista antes de que se decidiera ampliar el terreno de juego a mediados de los noventa para permitir un fútbol más abierto. Pero aunque se hubiera mantenido el presupuesto original, la tarea no era sencilla. Así en 1997 apenas se habían conseguido vender 7.580 acciones de 1.000 libras cada una.

La solución que logró poner el estadio en manos de los aficionados fue un préstamo del equipo a la sociedad “Chelsea Pitch Owner” CPO para financiar la compra del estadio a cambio de un arrendamiento simbólico durante 199 años. En ese acuerdo también se cerró que el propietario de la marca “Chelsea FC” pasaría a ser CPO, quien también la cedería gratuitamente al equipo. El equipo no contaba con recursos por lo que tuvo que recurrir al mercado de eurobonos para a su vez volver a prestar ese dinero a CPO.

 Dado que CPO no obtiene ingresos por el alquiler del estadio ni la cesión de la marca, la única forma de obtener ingresos para devolver el préstamo obtenido del equipo es mediante sucesivas ampliaciones de capital que incorporen nuevos accionistas.

CPO tenía 17.700 accionistas en 2012, la mayor parte de ellos había aportado 100 libras que correspondía a una solo acción. Para no desvirtuar el espíritu con el que se creó la sociedad, los derechos de voto de un accionista están limitados a un máximo de 100 votos, independientemente del capital que posea.

Cuando Roman Abrovich compró el Chelsea en 2003, la situación el CPO no varió dado que son entidades independientes. Pero en 2011 trató de comprar también a CPO para controlar el estadio.  Usó tanto el puño de hierro como el guante de seda. Por una parte intentó convencer a los aficionados que CPO ya no tenía sentido. Se había creado cuando las dificultades financieras del Chelsea hicieron peligrar su vinculación a Stamford Bridge e incluso su propia existencia. Ahora el millonario ruso señalaba que ese peligro no existía dado el respaldo económico que él mismo aportaba, por lo que ya no era necesario el CPO.

Pero a la vez se produjeron extraños movimientos en el capital de CPO que hicieron sospechar a muchos que detrás estaba la mano negra del millonario ruso. Tres semanas antes de que los accionistas del CPO votasen la propuesta de Abramovich, se compraron 2.500 acciones valorados en 250.000 libras. Una cantidad superior a las acciones vendidas los siete años anteriores.  Siendo la mayoría compradas por inversores desconocidos que compraban bloques de 100 acciones, el límite máximo de voto.

La oferta de Abramovich debía ser aprobada por un 75% de los accionistas de CPO para salir adelante, pero solo recibió el votó a favor del 61%. El ruso había logrado contralar el Chelsea pero Stamford Bridge se había convertido en la aldea gala de Asterix que se le resistía.

La derrota enfureció al millonario ruso que acusó a los aficionados de CPO de poner en riesgo la viabilidad del equipo dada la escasa capacidad de Stamford Bridge. Pero el tiempo parece haber dado la razón a la cerrazón de los aficionados. Recientemente CPO y el Chelsea han llegado un acuerdo para que Abramovich reforme Stramford Bridge y que amplíe su capacidad hasta los 60.000 asientos. A cambio CPO ampliaría la cesión del estadio a 1.000 años adicionales a los que quedaban por cumplir. Asimismo CPO autorizó a que el Chelsea jugara lejos de Stamford Bridge los tres años que previsiblemente durarán las obras. Esa autorización era necesaria para que el equipo pudiera seguir utilizando la marca del “Chelsea” propiedad de CPO.

El nuevo estadio costará 500 millones de libras. Abramovich también se ha tenido que comprometer a dar 15 millones de libras para proyectos sociales para lograr el permiso municipal para la reforma del estadio.  

La directiva de CPO se ha mostrado encantada con esta decisión y la ha visto como una confirmación de la utilidad de la sociedad para asegurar la continuidad del equipo en Stamford Bridge. 

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